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Hacía unos días que había comenzado el verano y Fremont estaba planeando como serian sus días de vacaciones en Berlín. Este año le habían concedido una beca para poder ir a estudiar al extranjero. Pasará 3 semanas en Berlín en la casa de una familia dónde aprenderá el idioma y las costumbres propias del país. Se trataba de un sueño que por fin se convertía en realidad, después de tanto tiempo esperando visitaría la ciudad de sus sueños. Para él un nuevo mundo, un lugar en el que después de grandes tragedias había conseguido reinventarse y renacer de la nada. Sus padres estaban encantados con que aprendiera alemán y el mucho más por irse de vacaciones. Su amiga Agneta ya había estado allí y le había contado que descubriera una ciudad preciosa. Esa misma noche había quedado con ella para salir de copas.
Fremont no se imaginaba como era el lugar, ella no le había dicho nada. “¿Cómo puede ser que nunca haya estado aquí?”. El ambiente era totalmente relajado, encontrándote sillones por doquier, estupendos almohadones que parecían hechos con las mismas plumas de los protagonistas de El lago de los cisnes. Los tonos beis y rojizos hacían el telón de fondo, en donde se posaban televisiones de los años 50. Guitarras en las que veías el paso del tiempo, una Vespa curtida en las callejuelas de Roma y un precioso piano de cola. Se sentaron en un sillón rojo de estilo Luís XV. De fondo se escuchaba a los Beatles…
-¿Qué tal con Herman?- Dijo ella antes de acabar de sentarse-
-Bien, aunque no sé como haremos cuando me vaya de viaje. Intentamos quedar ahora un poco más, ya que 3 semanas es bastante tiempo.-Contestó él al mismo tiempo que exhibía una pícara sonrisa.
-No te preocupes. Además sé que te lo pasarás bien por allí. Recuerdo una catedral que me impresionó muchísimo. Era de estilo gótico con un gran rosetón y unas columnas que se fundían con el cielo.
-No sé yo si me dejarían entrar.-Se cruzaron las miradas y se echaron a los dos a reír.
-Ya sabes que a mí los usos que les dan tampoco me hacen mucha gracia. Gastamos todos el dinero allí, pero no es nuestro.
-Tienes razón, como monumentos son impresionantes, a pesar de las grandes inversiones que se hicieron a costa de todos. Creo que deberían de hacerlas públicas, tal y como hacen cuando compran una parcela para hacer una carretera. Son monumentos y como tal para disfrute de todos, no son lugares privados para unos pocos.
-No estaría nada mal. Sin embargo ya sabes que en este país está demasiado arraigado el espíritu religioso. Sin lugar a dudad es una parte de cada uno que corresponde a la privacidad. En lo referido a los estudios creo que tendrían que retirarse todas las clases que tienen que ver con eso. Tener religión es una pérdida de tiempo, se quejan de que cada vez recortan más horas. Si una persona quiere ser católico que acuda a su parroquia y que le enseñen allí. Me refiero a ellos como a cualquier otra religión.
-Si… Para mí, realmente, son todas sectas. Creo en la ciencia y la religión lo que ha hecho durante los últimos siglos ha sido intentar explicar lo que la ciencia no daba. Si te fijas a medida que la ciencia avanza las religiones tienen que retroceder. Aunque muchas se empeñan en seguir ancladas en el pasado y no reconocen los grandes errores que cometen.
-Sinceramente yo tampoco me creo religiosa, para mí la “religión” seria la naturaleza. Creo que todos los seres tenemos algo especial, no sé si es lo que unos llaman alma. Pero hay algo más, algo que parece que se nos escapa a cualquier explicación.
-Equilibrio. Eso es lo que para mi sustenta todo el universo. En conjunto pienso que esta todo equilibrado y todas las cosas tienden a guardar eso. Como si por cada niño que nace muriera un anciano o por cada maldad hubiera una bondad. Y si algún día se rompe se acabará todo lo que conocemos…