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viernes, 21 de diciembre de 2012

Profecías Mayas


   

   En este día en el que todo el mundo anda preocupado con el “fin del mundo”, me he tomado unos minutos para reflexionar...

   Vemos el cuadro desde tan cerca que no somos capaces de decir lo que vemos. Vivimos obsesionados en temas que no son trascendentes. Tenemos que tomarnos un tiempo, alejarnos y ver las cosas desde la distancia. En ese momento, sólo entonces, seremos capaces de verlo claro, de ver el paisaje completo. Pero aún así, ¿seríamos capaces de verlo claro?, el tiempo nos lo dirá. Porque quizás sigamos muy cerca, viéndolo borroso.

   Hoy, en el día del fin del mundo, los Mayas me han enseñado a ver un poco más allá, a no encerrarme en los recuerdos y a mirar al futuro. 

lunes, 23 de abril de 2012

Un viaje sin salir de la estación


 He llegado a la estación, está vacía. Los raíles se extienden hasta donde me alcanza la vista, incluso puedo sentir el óxido de un camino en desuso. Miro a mis pies y me doy cuenta de que pisan sobre baldosas descoloradas y descolocadas. Me acerco al bordillo del andén, cierro los ojos e inspiro mientras la suave brisa que ondea entre los árboles entra en mis pulmones.
Miro hacia atrás y veo mi maleta. En ella llevo mis recuerdos, mi pasado. Cada vez me resulta más pesada, pero no soy capaz de deshacerme de nada. Tiro fuerte de ella y me acerco de nuevo al andén. De lejos veo venir un tren, pero me da miedo cogerlo porque tú no estás…
…El tren ya se ha ido, yo me quedo. Yo espero, yo te espero. Mientras el tiempo pasa me siento parte del lugar, me fusiono con él. Sentado en el suelo con el corazón en la mano. Y aquí, siendo ya parte de esta estación espero un tren y espero a una persona, ¿hasta cuándo? Hasta que estés conmigo.

domingo, 1 de enero de 2012

Carta de un náufrago


  Los días se hacen años. Sólo, el tiempo se sucede despacio; sin ti, simplemente no pasa. Extrañado en un principio aunque sé que no es la primera vez que estoy aquí.
 No hay nadie, estoy yo solo…Yo. Yo y mis recuerdos los que alimentan ese riachuelo que recorre la montaña. Rodeado de frondoso verde se me vienen a la mente frases “será lo mejor para los dos” o “así estamos mejor”. ¿Porque yo no lo veo así?
Mi corazón hecho añicos se mezcla con la arena de la playa. Me va a costar, lo sé. ¿Y para qué? Si cada vez que logro reconstruirlo…
Te lo di y calló. Roto, cada pedazo es un recuerdo que se clava en mi pecho y no deja que me mueva. Pero aun así, tu recuerdo hace que siga vivo. Pensando en ti no me siento tan solo. Quiero que llegue la noche para mirar las estrellas y soñar… Para verte y volver a sentirte. Para tenerte cerca. Para abrazarte, para que todo tenga sentido. Lo único que necesito es un te quiero tuyo.